Puede parecer contradictorio, pero cosas, que a priori deberían suponer distanciamiento y descoordinación como el teletrabajo o la acelerada transformación digital, a la que la pandemia nos ha empujado, han conseguido que departamentos y equipos de trabajo desarrollen nuevos modelos organizativos como la redarquía.
En este post vamos a explicar en qué consiste la redarquía y cómo se ha aplicado en diferentes sectores, pero antes, vamos a hablar de sus principios: colaboración, trabajo en equipo, reestructuración de las jerarquías, nuevo concepto de liderazgo e intercambio de conocimientos. Todos estos conceptos casi que resultan obvios para la productividad de una empresa, pero en realidad, son muy modernos, ya que hasta hace muy poco las estructuras se basaban en la jerarquía y en la asignación de responsabilidades a un solo individuo, lo que dificultaba sin duda la visión global de los objetivos.
Otro de los pilares fundamentales sería la comunicación, antes unidireccional, ahora bidireccional. Esto significa que todos los miembros de una organización deben tener un feedback continuo para poder actuar con rapidez y compartir el conocimiento que ayude a innovar en todos los aspectos.
En cuanto al liderazgo, sigue habiendo una delgada línea entre el concepto de jefe y líder. Lo que entendemos por jefe, es una figura superior, que controla al resto del equipo, a la que hay que rendir cuentas, pero que no necesariamente tiene porqué aportar mejoras. Sin embargo, el buen líder es el que lidera, el que guía al equipo, lo cohesiona y analiza las carencias o potenciales de cada persona para obtener el máximo partido en beneficio de la empresa.
Con estas diferencias definidas ya podemos profundizar en el modelo basado en la redarquía.
¿Qué es la redarquía?
Conforme las empresas han ido entendiendo la importancia de la digitalización y la creación de comunidad y la generación de sinergias entre empleados y directivos, han ido surgiendo nuevos modelos organizativos, entre ellos el basado en la redarquía, cuyo objetivo principal es la agilización de procesos. Esta fluidez que se persigue no sería posible sin una motivación intrínseca de los trabajadores hacia el crecimiento profesional, la posibilidad de autogestión y el fomento de la creatividad aplicada a su área. Sin duda esto es todo un reto adaptativo que toda organización debe asumir en pos de su propia escalabilidad.
La redarquía aplicada al sector de la educación
Si nos paramos a pensar en las analogías existentes entre una clase y un equipo de trabajo empresarial, detectaremos varias. Empezando por el rol de profesor – jefe, alumnos-empleados, jefes de estudios- jefes de departamento… y así podríamos seguir mencionando posiciones.
¿Qué papel juega la redarquía en todo esto? Fácil, en la educación también debe de existir esa flexibilidad en la comunicación y en el flujo de trabajo. El aprendizaje colaborativo, la comunicación entre alumnos y profesor y la generación de nuevas líneas de investigación más allá del temario estipulado. Así, la redarquía consiste en:
- Dar más autonomía a las personas que integran un proyecto en común.
- Dotar de libertad y responsabilidad a la hora de tomar decisiones y a la vez, que esta tarea no recaiga solo en una persona.
- Fomentar la productividad a través de la colaboración.
- Basar el modelo de desarrollo en el aprendizaje y experiencia, no en una planificación cerrada.
- Ejercitar la confianza en uno mismo y en los compañeros, sabiendo cuándo delegar tareas y cuando asumirlas.
- Trabajar el liderazgo basado en la transparencia, apoyo y crecimiento.
- Cultivar la cultura de equipo y valores principales como la solidaridad y el compañerismo.
¿Es realista un modelo organizativo basado en la redarquía?
Si la redarquía se aplica paulatinamente, incidiendo en los aspectos más obsoletos y priorizando cambios, lo no realista sería evitarla. Con las nuevas necesidades tecnológicas, de comunicación y de innovación, es mucho más productivo y fácil cubrirlas trabajando “todos a una” que de una forma vertical. Ahora más que nunca es necesario compartir conocimientos, generar uniones y aprovechar el potencial creativo de cada individuo para alcanzar los nuevos objetivos que se plantean tanto en la educación como en el área empresarial.