Blog Euroinnova Editorial

En el artículo de esta semana vamos a hablar de una tendencia que cada vez más los profesionales del  ámbito de la educación tienen presente en sus métodos de enseñanza. Hablamos de la gamificación educativa. No se trata simplemente de implantar juegos, sino que su objetivo es motivar a los estudiantes (sean niños, adolescentes y adultos) y consigan absorber mejor los conocimientos.

Si quieres saber qué es, para qué sirve, cuáles son sus ventajas y cómo puedes implementarlo tú en tu centro de formación, ¡este es tu artículo!

¿Qué es la gamificación en la educación?

La gamificación educativa  es una técnica de aprendizaje que utiliza la mecánica de los juegos al ámbito de la educación con el objetivo de conseguir resultados mejores en la adquisición de conocimientos. Este término ha alcanzado gran popularidad en estos años, tanto en entornos digitales como presenciales.

Se trata de desarrollar la motivación, la concentración, el esfuerzo, la fidelización y otros valores positivos, a través de juegos. Persigue la mejora de la experiencia del usuario ya que, el hecho de implicar a los alumnos incrementa su motivación y mejora su capacidad de atención.

La gamificación educativa utiliza elementos de los juegos, como incentivos o puntos, para lograr conseguir un comportamiento deseado por parte del estudiante: superar retos. Asimismo, con los retos el estudiante muestra la necesidad de superar sus expectativas o las expectativas que el juego establece haciendo de la consecución del objetivo del juego un ejemplo de superación para el estudiante.

Básicamente, la gamificación en educación consiste en aplicar aquellos elementos y técnicas propios del juego, así como aspectos relacionados, a un entorno formativo.

La motivación es un factor esencial en la gamificación educativa. Podemos diferenciar dos tipos de motivación:

• Motivación intrínseca. Se da cuando el estudiante desea realizarlo por propia voluntad, inspiración y deseo.
• Motivación extrínseca. Es aquella que se tiene cuando se desea conseguir algún tipo de recompensa externa.

Los principales elementos que se utilizan son niveles, puntos, medallas, marcadores…

Diferencia entre gamificación, serious games y games based learning

No todo lo que esté relacionado con la utilización del juego en entornos educativos es gamificación.

Los “games based learning” y los “serious games” son otras dos estrategias usadas en el entorno de la educación.

• Game based learning: son juegos que no fueron diseñados para el aprendizaje pero se utiliza con una finalidad educativa.
• Serious games: son juegos creados con objetivos didácticos.

Como vemos, son cosas distintas a la gamificación educativa, ya que esta no se trata de un juego, sino que se usan algunos elementos en contextos no lúdicos.

Ventajas de aplicar la gamificación

Ha quedado demostrado que el uso de la gamificación aporta una serie de beneficios en el ámbito de la educación. Los principales son:

• Aumenta la motivación.
• Se puede aumentar la dificultad progresivamente, evitando así la frustración.
• Alienta la competencia social de los participantes.
• Fomenta la participación activa en el proceso de aprendizaje.
• Da la posibilidad de obtener feedback instantáneo.

Pasos para aplicar la gamificación en el proceso de aprendizaje

1. Establecer los objetivos. Es necesario decidir qué conocimientos o actitudes quieres que tus alumnos adquieran a través del juego.

2. Transformar el aprendizaje de capacidades y conocimientos en juego.  Hay que expresar el proceso de aprendizaje tradicional en una propuesta más lúdica y divertida. Por ejemplo, a través de juegos como el trivial o cualquier juego de preguntas y respuestas o de emparejar conceptos.

3. Proponer retos. Selecciona un reto concreto y motivador que aliente a los estudiantes.

4. Establecer reglas del juego. Las reglas sirven para reforzar el objetivo del juego y para  evitar conflictos innecesarios.

5. Añadir un sistema de recompensas. La recompensa es parte fundamental del juego. Puedes utilizar sistemas de puntuación, puntos de experiencia, rankings, niveles, etc.

6. Motivar la competitividad sana. Sin crear enfrentamiento directo e individual. Se puede optar por juegos cooperativos en los que los participantes tendrán que colaborar en equipos y aportar de diferentes formas para conseguir la recompensa final.

7. Añadir niveles de dificultad. Uno de los objetivo es encontrar el equilibro entre la dificultad de un reto y la satisfacción que se obtiene al superarlo. Por ello, conforme el alumno avanza, el nivel de dificultad tiene que ir aumentando para adaptarse al nivel que ha adquirido. Así,  se mantiene la tensión reto-superación y la motivación.

Puedes aplicar la gamificación educativa a cualquier curso o máster para conseguir que tus alumnos estén motivados y dispuestos a esforzarse en adquirir los conocimientos y habilidades necesarias. Ha quedado demostrada su clara eficacia a lo largo de los años. ¡Atrévete tú también y forma con éxito a tus estudiantes!